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Hastío… en esa palabra se resumen tus últimas semanas en el trabajo. Llegas cansado y te marchas triste, sin la sensación de haber sido útil y con ninguna gana de volver a levantarte al día siguiente para volver a la empresa. Las horas se hacen eternas y no estás de humor con tus compañeros… Sin embargo, es el trabajo para el que has estudiado y aunque el sueldo no es todo lo generoso que desearías, el dinero no parece ser la solución.

Te damos algunos consejos para recuperar el ánimo.

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1 – Valora lo que tienes: en primer lugar echa un vistazo a tu entorno y verás la cantidad de personas que no encuentran un trabajo relacionado con su formación o sencillamente un trabajo. La situación es difícil y es importante no caer en la tentación de no estar nunca contento con lo que se tiene. Con esto no queremos decir que seas conformista sino que medites muy bien la situación en la que puedes verte tras dejar el empleo.

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2 – Ponte objetivos y date premios por conseguirlos: para coger de nuevo el ritmo de trabajo por la que tus empresa confía en ti no hay nada como autoimponerse retos y premiarse a sí mismo: si consigo contabilizar todas las facturas que tengo sobre la mesa me autoinvito a un frapuccino y rollo de canela, si consigo dos ventas me voy a cenar con mi pareja o si termino el proyecto antes del jueves me voy de escapada a esquiar el próximo fin de semana.

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3 – Recupera viejas amistades en el trabajo:  las conversaciones son fuente de alegría y, comentar el partido de fútbol del sábado, la aventura con el coche sobre la nieve o la última locura de tu amigo del alma con tus compañeros puede ayudarte a comenzar la mañana con otro talante, especialmente los lunes.

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4 – Customiza tu escritorio: fotos de tus últimas vacaciones, amuletos, un cuadro pintado por la artista de la familia o el collar de aquel perro que tan buena compañía te hizo durante los años de universidad le darán un nuevo tipo a tu lugar de trabajo, ayudándote a recordar las cosas buenas de la vida y aquello por lo que merece la pena echar el resto y conservar el trabajo. El dinero son experiencias, viajes y vivencias y está muy bien tenerlo presente.

Si estas cosas no funcionan quizás sí que deberías plantearte hablar con tu superior y buscar puestos en otro departamento o quién sabe, en otra ciudad.

 

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